El triunfo de Tigre sobre Deportivo Maipú y la fecha libre de Almirante Brown hicieron en la previa que el duelo contra Nueva Chicago sea una especie de final para San Martín.
El “Santo” no podía fallar si quería seguir peleando los primeros puestos de la zona A. Todo eso terminó conformando el cóctel explosivo que en La Ciudadela terminaron sufriendo. Porque la cabeza pesa mucho, y en Bolívar y Pellegrini sabían que, tal vez, no había mañana si el equipo no lograba asegurar los tres puntos.
San Martín tuvo todo para golear a ChicagoEn un torneo que no da tregua y que parece encaminarse a definirse por detalles, anoche San Martín terminó sufriendo ante un rival limitado que, con todos sus errores y fantasmas a cuestas, terminó dejando una imagen digna en Tucumán.
El “Santo” sufrió cada segundo del partido. Ni siquiera el penal a los 7 minutos le entregó tranquilidad. Porque cuando el deber urge e inconscientemente la mente está puesta en la finalísima del sábado en Isidro Casanova, todo se hace cuesta arriba.
Anoche, en un juego en el que los espacios estaban y Nueva Chicago exponía movimientos torpes en la última línea, al “Santo” le costó horrores meterse en partido. Durante el primer tiempo casi no mostró volumen de juego en el medio y los extremos Leandro Vella y José Luis Sinisterra no lograron prevalecer nunca en el mano a mano. Para colmo, al igual que en el partido contra Chacarita, un error propio le entregó a su rival la chance de meterse en el juego cuando no lo imaginaba.
De un tiempo a esta parte, San Martín se transformó en un equipo que hace todo en cada partido. Genera juego, se impone, convierte las situaciones que se les presenta (por tercer partido consecutivo convirtió tres goles) y también le da vida a sus rivales cuando parecen estar al borde del nocaut técnico.
El error de cálculo en la última línea entre Maximiliano Martínez e Ignacio Arce agrandó a un “Torito”, que de eso sólo le queda el nombre. Pero otra vez, las soluciones estuvieron en el banco y Pablo De Muner enderezó el barco cuando la noche comenzaba a complicarse.
Lucas Cano y Daniel González ingresaron bien y fueron claves para que San Martín pudiera definir el juego. Claro, la guapeada de Marcelo Estigarribia (que ya había marcado el penal) fue clave para que el local pudiera golpear rápido en el inicio del complemento. Pero la mente juega y mucho en el fútbol. Los tres puntos estaban en el saco y el equipo necesitaba cerrar rápido el juego para comenzar a pensar en un partido que puede llegar a ser clave en el futuro inmediato.
Ese pequeño detalle y la soltura de un Nueva Chicago que, perdido por perdido, fue al frente a buscar la heroica, ensuciaron el juego. Hubo de todo de ahí en adelante. Errores, desconcentraciones, goles fallados de manera increíble (uno de Estigarribia y otro de Rodrigo Herrera), piernas fuertes y nervios; muchísimos nervios.
Por todo eso fue la explosión del banco de suplentes luego del gol de Daniel González, en el tercer minuto de adición. De Muner y compañía se metieron en el campo para celebrar el 3-1 y no era para menos.
Recién ahí San Martín pudo cerrar un partido chivo, de esos que al final del camino terminan cotizando en bolsa. Sí, porque estos tres puntos pusieron al equipo a sólo dos unidades del líder en el momento justo; listo para poder ir a dar el golpe en la casa de la “Fragata”.
Los tres puntos quedaron en casa y el “Santo” sigue en pie, firme, con mucho hambre de gloria y muchas ganas de ir por más en este torneo. Pero esa será otra historia. Ahora es tiempo de descansar y recargar pilas para el equipo. También de serenarse y de corregir errores mientras festeja una victoria fundamental que, llamativamente, fue demasiada sufrida.